La pornografía contribuye a la proliferación de la violencia física y sexual en el confinamiento

Existe un elemento importantísimo que, a mi ver, está quedando fuera de la discusión sobre el impacto del confinamiento en la vida de las personas. Me refiero a que no se está señalando suficientemente el papel que juega la pornografía en el incremento de la violencia física y sexual que ocurre dentro de casa. Varios países en todos los continentes reportan que, a diferencia de otro tipo de crímenes, la violencia doméstica se ha disparado.

Hace un par de semanas, en España ―país donde se reporta el más alto consumo de sexo comercial en Europa― Pornhub expandió su oferta de videos Premium, mientras que, en Londres, ofreció sus productos principales de forma gratuita durante 30 días. Para dar una idea de la dimensión del consumo de pornografía, solamente Pornhub recibió 42 mil millones de visitas en el 2019 y el tráfico aumentó un 11,6% en todo el mundo desde que la pandemia confinó a trabajadores y estudiantes a sus hogares. 

Previo a la pandemia, las estadísticas indicaban que una de cada tres búsquedas en Google estaba relacionada a la pornografía y, desde que los gobiernos instauraron el aislamiento forzoso como medida para reducir la propagación del COVID-19, el acceso gratuito a más de 500 páginas porno en la web va en aumento.

Lo anterior es preocupante dado que el 95% de la pornografía muestra algún grado de violencia contra las mujeres. El tipo de violencia que prolifera en la llamada “pornografía dura”, va desde insultos hasta actos degradantes y criminales como la pedofilia, violaciones en manada y violaciones transmitidas en línea que culminan en el asesinato de mujeres y niñas.

Esta industria usa los medios más sofisticados e inimaginables no sólo para atraer la atención, sino para estimular partes del cerebro que generan adicción. Desde una muy temprana edad, los varones, que son quienes consumen el 90% de la pornografía, están observando y absorbiendo actos sexuales cada vez más violentos. Además, el acceso a este tipo de contenidos es cada vez más fácil, más persuasivo y ocurre a edades más tempranas.

Debido al cierre de las escuelas, y la precariedad en la que viven millones de estudiantes que no pueden seguir su programa escolar en línea, las horas en que niños y adolescentes quedan sin supervisión, se convierte en terreno fértil para seducción de anuncios no solicitados en el internet.

En los últimos años, estudios de vigilancia registraban un aumento de violaciones cometidas por menores entre los 13 y 15 años contra infantes y bebés. Este fenómeno, se atribuye al fácil acceso tanto a la pornografía como a pornografía infantil, a la que se puede ingresar a través de cualquier celular, tableta, consola de videojuegos, etc. De hecho, toma un promedio de tan solo ocho segundos acceder este tipo de contenidos.

Diversos estudios en los EE.UU. dirigidos a adolescentes varones mostraron que, después de ver cinco vídeos ―uno tras otro―, clasificados como porno triple X, modificaron la opinión de la gran mayoría acerca de las mujeres. Al contestar los post-tests, aseveraron que las mujeres observadas merecían la violencia a la que fueron sometidas. Ninguno de ellos se cuestionó si alguna de ellas consintió su participación en la filmación, si fueron extorsionadas, drogadas o si eran víctimas de la trata.

Lo que se aprende a través de la “escuela” del porno es que las mujeres son objetos sexuales al servicio del deseo “incontrolable” del varón. Con ello aprenden también que las mujeres disfrutan al ser violentadas. Este tipo de falacias alimentan esta industria que, en los EE.UU, por poner un ejemplo, genera poco más de catorce mil millones de dólares anuales. Exorbitantes ganancias como estas, son las que han incentivado a que en México se produzca el 60% de pornografía infantil para satisfacer el mercado mundial.

La razón por la que la pornografía tiene una relación directa con la violencia es porque ésta reduce la materia gris del cerebro tanto o más que la adicción a la cocaína. La ciencia ha comprobado que afecta el lóbulo frontal del cerebro, cuya función nos permite razonar, regular la impulsividad y evaluar riesgos. Es por eso que los adictos a la pornografía son más impulsivos y, cuando agreden, tienen más dificultad para contenerse.

El efecto de la pornografía no sólo afecta a terceros, de hecho, quienes han desarrollado una dependencia o adicción a ella comúnmente reportan impotencia, eyaculación precoz y/o falta de placer o satisfacción sexual con sus parejas.

Como pedagoga, psicoterapeuta y escritora apoyada en una vasta experiencia en la implementación de programas de prevención de la violencia de género en México, la ex Unión Soviética, África, Escandinavia, Centroamérica y el Caribe, estoy convencida de que una de las claves para prevenir y combatir este germen está en abordar a la pornografía a través de un diálogo franco y directo. De nada sirve el enfoque moralista que sólo voltea la cara al problema o niega la realidad.

Desde nuestras casas, podemos y debemos asegurar una educación sexual integral no sólo biologicista. No existe mejor candado para el acceso a la pornografía degradante que una buena educación sexual ofrecida desde la infancia acorde con la edad. Comuniquémonos con nuestros hijos, hablemos con nuestros pares, hagamos lo posible por persuadir a colegas y amigos sobre los efectos corrosivos de la pornografía.

Por último, para quienes consumen pornografía, les suplico que no subestimen el daño que les puede causar a ustedes y a sus seres queridos ―por no hablar que la industria porno es la que promueve el consumo del sexo comercial, que para abastecer una creciente demanda se vale de la prostitución forzada y la trata de esclavas sexuales―.

Los invito a que hagan uso de diversos recursos disponibles en el internet. Estos están diseñados para llevar de la mano al usuario a superar la dependencia o la adicción de una manera práctica, sencilla y gratuita.

Aprovecha este periodo de confinamiento para invertir en ti mismo. Te harás un gran favor si consigues superar este problema. Si eres sexualmente activo, recuperarás la capacidad de intimidad, de conexión. Volverás a estar en contacto con tu sensualidad y la capacidad de vivir el erotismo de una manera constructiva, sana y placentera.

Ve a YouTube y solicita “Cómo superar la adicción a la pornografía” o “How to stop watching porn” y aparecerán varias alternativas. Selecciona la que mejor se ajuste a tus necesidades y sumérgete en el proceso que te liberará de esta atadura. Tu seguridad y salud mental, así como el bienestar de los tuyos, está en tus manos.  

16 Comments
  1. Elizabeth Salamano

    Preocupante!!! Yo me pregunté: Qué iba a pasar con todos esos niñ@ que sufren de abuso en casa y salen a la escuela o a trabajar a manera de huir y ahora se tienen que quedar con ellos?…

    • Silvia Gurrola

      Así es. Los víctimas están mucho más vulnerables durante el confinamiento. En breve publicaré otro artículo al respecto. Es un asunto muy complicado. La alternativa es la prevención, dado que los albergues están saturados.

  2. Patricia de la Peña

    Thank you for breaking the gap!
    It’s necessary to open our minds and pay attention to what is important!

    • Silvia Gurrola

      Gracias, Patricia. Así es, este asunto está siendo subestimado y, a mi parecer, la pornografía en el confinamiento está siendo una máquina para formar misóginos. En Noruega se ha reportado un aumento en el consumo de pornografía y la compra de juguetes sexuales. Sobre lo primero, el problema es que los usuarios cada vez suben el nivel de escenas extremas y es común que terminen normalizando la violación en manada y/o la pedofilia. Y sobre el uso de juguetes sexuales, creo que es asunto de cada quien, sin embargo, cada vez esta industria ofrece juguetes que asemejan a menores. Esto también normaliza la pedofilia. Que nos sorprenda entonces porqué hay tantos pedófilos de países industrializados que viajan a países como Tailandia, India, etc. en busca de menores.

  3. Yuri Sagarra

    Excelente artículo.
    Lo compartiré esperando se difunda y llegue a muchas personas.

    • Silvia Gurrola

      Muchas gracias, Yuri. Agradezco tu colaboración. El tema está siendo subestimado y no me sorprende pues, ya que genera tantas ganancias, las autoridades se hacen de la vista gorda. No en balde esta industria va de la mano con el crimen organizado.

  4. Ariel Berretta

    Sabes que pensamos de forma muy similar. Pero la corrupción, la impunidad y la injusticia se combaten de una sola manera, EDUCACIÓN.
    Buen trabajo, no te detengas, ¡¡por nuestras mujeres!!

    • Silvia Gurrola

      Muchas gracias Ariel. Así es, a ambos nos preocupa el impacto que industrias como esta tienen en tantas mujeres. Tú a través de tu novela “Rebeca” reflejas el drama de la trata. Un mal que va de la mano del otro. Sigamos contrarrestando tanto daño, cada quien desde nuestra trinchera. Abrazos!

  5. Marisa Torets

    La normalización de la pornografía como práctica sexual entre los adolescentes está afectando a las relaciones afectivas y sexuales. La educación es una herramienta clave. Ojalá se aproveche este tiempo de confinamiento familiar para conocer mejor a nuestros hijos, fomentar el diálogo y sentir la familia como grupo de apoyo.
    Buen trabajo Silvia. Un placer leerte.

    • Silvia Gurrola

      Así es, Marisa Torets: La educación es la clave de todo y, para el caso, el mejor candado para no caer en la trampa de esta industria tan voraz. Saludos y un abrazo!

  6. Gepe Ledesma

    Querida Silvia
    La pornografía es un horror que violenta a las mujeres, a los niños, a los adolescentes, y a los hombres, aunque muchos de ellos no lo ven así. Es muy esclarecedor tu artículo acerca de cómo ésta, anidada en la sociedad, va destruyendo por dentro el bienestar de nuestras sociedades porque muchos tienen la idea de que la pornografía no hace daño.
    A la espera de más artículos tuyos que arrojen luz sobre temas tan importantes como éste para frenar la violencia contra quienes la sufren. No debemos permitir que la violencia se normalice, no podemos cerrar los ojos ante las acciones de compañías sin escrúpulos, en este caso, la industria pornografica que fomentan la violencia, casi siempre contra las mujeres.
    Que tus palabras sigan fluyendo para aquellos que mudos, ciegos, desinformados o indiferentes nos “caigan veintes” como decimos en México.
    Un abrazo afectuoso

    • Silvia Gurrola

      Así es mi querida Gepe Ledesma. El truco radica en la normalización; en creer que es un juego inocente, que quienes en ella participan son “actrices” y todo para en el entretenimiento. Después de publicado este artículo, me enteré que la Europol (equivalente a la Interpol) ha incrementado sus esfuerzos por controlar esta industria, ya que desde el inicio del confinamiento, el consumo de pornografía infantil se ha disparado. Gracias por tus esfuerzos por contener este otro tipo de “virus”.

  7. Dea

    Excelente artículo querida Silvia. La salud sexual forma parte integral de la salud holística del ser humano, debemos considerarlo así y darle el lugar que merece. Gracias por recordarnos la labor que queda por hacer, hay mucho trabajo para todos. ¡Un abrazo sonoro con admiración!

    • Silvia Gurrola

      Efectivamente, Dea. Queda mucho trabajo por hacer. La educación sexual a nivel global (incluyendo países escandinavos), aún carece de un abordaje más holístico. Buscar en la pornografía el saber que necesitamos para vivir una vida sexual plena y satisfactoria, no es el camino.

  8. Polo Valenzuela

    Tan real y muy interesante su tema, Silvia. Lástima que la sociedad enseña totalmente lo contrario. Hacen ver la pornografía como normal e inofensa. Muchos, incluso, la recomiendan para masturbarse, pero todo va unido como eslabón, una cosa lleva a la otra y al fin al tema que usted expone aquí. Necesitamos ayudar, incluso a nosotros mismos, a nuestros hijos referente a este tema tan importante.

    • Silvia Gurrola

      Mil gracias, Polo. Hay muchas aberraciones que se van normalizando porque así conviene a intereses comerciales. Que nos favorece nos edifica, nos fortalece, causa satisfacción sin culpa.

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