La escritura introspectiva y su invaluable riqueza

En los últimos 20 años, diversos estudios han demostrado que la escritura introspectiva proporciona numerosos beneficios a quienes la practican. Verter momentos de la vida como vivencias, anhelos, planes y sentimientos en tu cuaderno, posee un poder terapéutico, que mejora el estado de ánimo, los niveles de estrés y la salud física.

Ese tipo de escritura es una herramienta que está siempre a tu alcance y puede ser de gran ayuda en momentos de crisis. Conocer sus beneficios nos permite usarla a nuestro favor, particularmente en momentos de soledad, tristeza, miedo, desesperación, etc. La escritura puede servir como una válvula de escape porque evita que explotemos o nos colapsemos, ya que nos permite gobernar y comprender mejor nuestros sentimientos. Además, facilita una mejor conexión entre aquello que pensamos y sentimos, lo cual previene el entrés y los conflictos interpersonales innecesarios.

Man writing by hand

Si bien la escritura introspectiva no es capaz de curar por sí sola una enfermedad, física o mental, sí ayuda a quien la practica a adaptarse mucho mejor a una situación agobiante o inesperada. Escribir de manera espontánea y libre puede contribuir a fortalecer el sistema inmune o algunas funciones fisiológicas.

La escritura literaria es muy independiente de la escritura introspectiva. Esta última no requiere de buena ortografía o calidad de redacción, pues lo importante es utilizarla como un medio de expresión que permite aclarar pensamientos; priorizar necesidades; planear mejor el uso del tiempo; o canalizar apropiadamente cualquier sentimiento, incluyendo tu ira.

Para hacer uso de este recurso, comienza con la primera palabra que venga a tu mente y escribe sobre lo que te pasa, lo que te duele o incomoda. Sé honesta/o contigo misma/o y no te censures ni te juzgues. Tampoco sientas miedo cuando aflore algún sentimiento que te desborde, dirige tu pensamiento hacia él por medio de la escritura. Si es algo que te hiere, ordénale que se aleje. Pero si se trata de un sentimiento de amor, perdón o esperanza, pídele que te acompañe.

Mientras escribes, conéctate con esa parte sabia que está dentro de ti. Quizá antes hayas escuchado la voz de tu corazón y hace tiempo que no le haces caso, pero eso no quiere decir que te haya abandonado; aún está allí. Deja que tu sabiduría se exprese al tiempo que escribes y dale la oportunidad de que te aconseje, te inspire, anime o te impulse a algo nuevo y mejor.

Woman writing by hand

Escribe con naturalidad, dejándote ir, no importa si cometes faltas. Que no te importen las palabras rebuscadas, lo importante es la honestidad profunda. Saca lo que necesitas decir: un reclamo, un hastío, un arrepentimiento un agradecimiento, un perdón. Escribe como si le estuvieras hablando a tu mejor amiga/o. Mantén la certeza de que la escritura no te va a juzgar, ni a traicionar y que estará a tu alcance a cualquier hora del día.

Si por algo tuvieras que interrumpir lo que escribes, no importa. Siempre puedes retomar tus escritos sin que nadie te reclame nada. Recuerda, la escritura es totalmente incondicional y puede ser tu mejor aliada.

Incluso, puedes escribir un diario, como lo explica Adela Kohan, investigadora de técnicas de creatividad en literatura y lenguaje, en su libro La escritura terapéutica: “Escribo un diario para luchar contra la cobardía, vaya si es un ejercicio saludable para mí. Soy mi propia interlocutora. Me atrevo a escucharme y tomo nota. Desato nudos. Deshago grumos. Me impulsa el deseo irrefrenable de dar un nuevo significado al mundo”. Otro ejemplo excepcional del poder de un diario fue el apoyo constante que le brindó a Anne Frank, la niña víctima del Holocausto que documentó su encierro de casi dos años en Ámsterdam.

Alternativamente, si lo deseas, puedes imaginar que quien escribe es un ser omnipotente. Deja que ese ser todo poderoso fluya a través de tu pluma y que plasme lo que tiene para ti en tu cuaderno. Al leer lo que escribiste, siempre encontrarás una revelación, un aprendizaje, una forma distinta de ver lo que te acongoja. Siempre hallarás algo que te aliente y te sentirás mejor. Esto es porque el acto de escribir permite un mejor balance emocional, reduce las  emociones negativas y mejora las relaciones afectivas.

Escribe en un lugar privado y no pienses que alguien leerá lo que escribes. No obstante, si no quieres que alguien se entere de lo que has escrito porque es algo muy personal o confidencial, ¡arranca la hoja, rómpela, tritúrala y arrójala al cesto de basura o quémala! El sólo hecho de que hayas escrito una memoria o un sentimiento que sólo te pertenece a ti hará que te reconcilies con tu ser interior.

También puedes escribir como si estuvieras contando una historia para no olvidarla. Puedes jugar a escribir como si le susurraras al oído a tu mamá, a un/a amigo/a o a algún ser querido que esté distante o que haya muerto.

Haz un chat dirigido a ti o, si lo prefieres, puedes escribir un diálogo, visualizar diversos escenarios y suponer posibles respuestas. Imaginar cómo resolverías un conflicto a través del diálogo te ayudará a estar mejor preparada/o en caso de que tuvieras que confrontar alguna situación, es decir, podrás iniciar un diálogo “poniendo las cartas sobre la mesa” con respeto, sin agresión y sin que llegues con “la espada desenvainada”.

Otra forma de escribir es por medio de cartas dirigidas a alguien para agradecer, para perdonar, para ponerle al tanto sobre tu vida o tus andanzas o incluso para reclamar si fuera el caso. Quizá nunca entregues la carta, pero lo importante es que le hayas escrito a esa persona que vive en tu mente, en tus recuerdos.

Draft

Si lo crees necesario, puedes escribirte a ti misma/o en el momento presente para darte ánimo o bien puedes imaginarte a ti misma/o cuando eras niña/o y le puedes dar un consejo, un mensaje de aliento o el cariño que te faltó asegurándole que todo estará bien cuando crezca.

Cuando escribas, es posible que recuerdes experiencias felices o que te envuelva la nostalgia o la tristeza. Si así fuera, permite que fluya el sentimiento indeseado y luego regálate un mensaje que acaricie tu alma, que te recuerde la fortaleza que hay en ti.

Escribe durante unos 15 a 20 minutos a lo largo de 3 a 5 días seguidos y retoma esta práctica cada vez que lo juzgues necesario, procurando cerrar siempre con una nota positiva. Verás cómo comenzarás a experimentar mejoras en tu estado de ánimo. Todo ello redundará en tu mejoría física y mental.

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